Si es tu primera vez y tienes dudas, miedo o incertidumbre, te recomendamos que busques a alguien que te haga sentir comodx.
No es imprescindible que tu terapeuta te caiga bien: pero al menos debe parecerte agradable, y sobre todo, debe gustarte su enfoque.
Es válido cambiar de terapeuta, recuerda que hay diferentes profesionales capaces de ayudarte a resolver un problema, cada unx tiene su manera y debes sentirte comodx con ella.
Sinceridad ante todo: tu terapeuta nunca va a poder ayudarte como es debido si le ocultas cosas.
Habla con total franqueza, recuerda que nadie va a juzgarte.
Las expectativas no son malas: es importante que desde la primera sesión expreses cuáles son tus necesidades, qué esperas de la terapia. De esta manera le facilitas a tu terapeuta ayudarte.
Tu terapeuta no te dirá que hacer: la función de los terapeutas es dar consejos, hacer sugerencias, guiarte.
Cada decisión que tomes respecto a tu vida y tu salud mental debe estar siempre bajo tu control.
En SORECE no te juzgamos, al contrario, te escuchamos y apoyamos en todas las decisiones que te ayuden a sentirte feliz.
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Salud mental desde una perspectiva feminista interseccional