La violencia contra las mujeres se construye lingüisticamente a través de palabras que en conjunto generan discursos discriminatorios y de odio contra ellas en dos aspectos principales: su sexualidad y su capacidad intelectual.
El léxico generalizado se centra en rechazar y despreciar a aquellas mujeres que ejercen libremente su sexualidad, las palabras que más se repiten son: zorra, buscona, eres una cualquiera, calientahuevos y, por supuesto, puta.
En cuanto a la descalificación intelectual de las mujeres, las palabras pendejada y loca aparecen constantemente para referirse a ellas.