El primer paso para manejar los pensamientos intrusivos es reconocer que son solo pensamientos y no representan quiénes somos. Acepta que todos tenemos pensamientos extraños en ocasiones y que no tienen por qué definirnos.
La atención plena o mindfulness puede ayudarte a mantener la distancia emocional de tus pensamientos intrusivos. En lugar de engancharte en ellos, obsérvalos como si fueran nubes pasando por el cielo y deja que se vayan sin juzgarlos ni reaccionar ante ellos.
En lugar de luchar contra los pensamientos intrusivos, intenta reemplazarlos por pensamientos más positivos y realistas. Por ejemplo, si tienes pensamientos de fracaso, recuerda tus logros pasados y visualiza un resultado exitoso.
Hablar sobre tus pensamientos intrusivos con alguien de confianza puede ayudarte a desahogarte y obtener una perspectiva externa. Considera contactarnos si es que los pensamientos intrusivos interfieren significativamente en tu vida diaria.
El estrés y la ansiedad pueden aumentar la frecuencia de los pensamientos intrusivos. Aprende y practica técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga, para reducir la ansiedad y calmar tu mente.
Recuerda que cada persona es única y puede encontrar diferentes estrategias que funcionen mejor para ella. Experimenta con estas sugerencias y encuentra las que te resulten más efectivas para evitar los pensamientos intrusivos en tu vida diaria. En SORECE te entendemos y estamos para escucharte y apoyarte.
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